Así encontré a Lorenzo después de la fiesta. Es 11 de agosto en la ciudad de Huesca, un día después del día grande de las fiestas de Huesca, el 10 de agosto, San Lorenzo. Ahí estaba Lorenzo, no tumbado en una parrilla, pero sí en un banco de la Plaza del Mercado a las 12 del mediodía. Lorenzo, muy previsor él, llevaba puestas sus gafas de sol...pero el vaso de agua lo dejó un poco lejos.
Parece que la noche fue larga, pero, tras la tormenta siempre llega la calma.
San Lorenzo, natural de Osca en la Hispania Tarraconensis, llevado a Roma por el papa Sixto. Detenido por el emperador romano Decio, fue torturado hasta la muerte. Prepararon un gran parrilla y tendieron a San Lorenzo sobre ella. Haciendo mofa del suplicio, Lorenzo se dirigió al emperador romano diciéndole "Da la vuelta a esta parte del cuerpo...y comprueba qué ha hecho tu ardiente Vulcano". Así lo hizo el emperador, y concluyo Lorenzo, "Ya está hecho,¡devóralo y comprueba si está mejor crudo o pasado!."
La leyenda dice que entre los tesoros de la Iglesia confiados a Lorenzo se encontraba el Santo Grial y que consiguió enviarlo a Huesca, junto a una carta y un inventario, donde fue escondido y olvidado durante siglos.
Los atributos de Lorenzo son: parrilla, bolsa, libro y palma.
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