Antenas, en el casco viejo, muy viejo, de Huesca...
Tejas levantadas, rotas, canaleras que no canalizan, y un "enjambre" de antenas, las parabólicas se encuentran en las fachadas, para rematar la faena.
Y nidos, muchos nidos de los vencejos, esas graciosillas aves que nos indican de la llegada del calor, si ves volar vencejos no hay frío. No hay aves de costumbres más aéreas que los vencejos. Sus patas se han hecho tan débiles por el poco uso que, cuando caen al suelo, son incapaces de remontar el vuelo; pero los vencejos nunca se posan en el suelo, a no ser por accidente. Se alimentan en el aire, se aparean algunas veces en el aire e incluso duermen en el aire.
Ese es el "color" del casco antiguo de la ciudad de Huesca, un caos organizado, un raro desequilibrio de elementos modernos, antiguos, viejos trastos, elementos kitsch...alimentados y propiciados por años de desidia municipal, por abandono de las instituciones...pero el Casco Viejo no perece, el Casco Viejo revive.
Siempre me pregunté si los profesionales "antenistas" hacian esos trabajos, o bien ya vistos el panorama desistían.
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